viernes, 3 de julio de 2015

VACACIONES: VIAJAR CON NUESTRO GATO

Como ya estamos en epoca de vacaciones (para algunos), voy a ir poniendo una serie de articulos de referencia a esta epoca del año y que seguro os pareceran interesantes.

¡Por fin vacaciones! Estamos planeando un viaje y pensamos en nuestros felinos de casa, ¿se querrán venir con nosotros? ¿cómo los llevo de viaje?
Hay una cosa muy importante que debemos saber sobre los gatos: son sedentarios, prefieren estar en su territorio, un lugar conocido y donde se sienten seguros. No les gusta cambiar de territorio y tampoco les gustan los trayectos, sean en coche u otro medio de transporte, para ellos supone un estrés y no entienden nada de lo que está ocurriendo.
Debemos saber que el gato es territorial y necesita sus feromonas, por lo cual necesita tiempo para ir impregnando el nuevo lugar de sus feromonas de identificación, ir reconociendo los sonidos para no asustarse, las personas nuevas, otros animales. Depende mucho del carácter del gato, ya que los gatos muy asustadizos no deberían ser cambiados de sitio porque tardan más en adaptarse y además tienen riesgo de escaparse y perderse, necesitan más tiempo y seguramente unas pautas adicionales.
Un gato poco asustadizo tardará menos en adaptarse, pero hay que tener en cuenta también que si hay perros u otros gatos en el lugar nuevo hemos de consultar qué pautas debemos realizar para que tanto las presentaciones como la adaptación de todos sea progresiva. (Leer Juntar gatos con otros gatos y perros)
Si llevamos a nuestro gato a un lugar nuevo, tardará un tiempo en adaptarse, desde pocos días hasta semanas, dependiendo del carácter del gato.
Es por esto que si hemos de irnos una semana o menos, lo ideal es que el gato se quede en casa (leer ¿Qué hago con mi gato en vacaciones?), y que encontremos una persona que vaya a verlo a diario, a limpiar su bandeja, ponerle agua fresca, comprobar que tiene comida, jugar un poco con él o hacerle compañía si el gato quiere, ya que hay gatos muy asustadizos a los que mejor dejamos tranquilos ya que en ausencia del dueño se asustan. Debemos dejar indicaciones a las personas que cuidan de nuestro gato en nuestra ausencia, sobre su carácter, sitios donde suele esconderse, para evitar sustos innecesarios. También debemos dejar a mano la cartilla sanitaria del gato y los datos de contacto de su veterinario y de alguna clínica veterinaria de urgencias.

Una semana es más o menos el tiempo mínimo que tardaría el gato en adaptarse al nuevo lugar, pasando el estrés del viaje de ida y vuelta, así que si es por poco tiempo, es preferible no someterle a un viaje y que se quede tranquilo en su territorio conocido.
Si nuestras vacaciones son más largas, podemos probar la opción de que algún amigo o familiar se quede viviendo en nuestra casa durante ese tiempo, así evitamos cambiar de sitio al gato. (Al igual que nosotros realizamos este servicio en Asturias, hay mucha gente profesional que se dedica a ello en otros puntos de España, sino conoces a estos profesionales o te interesa contactar con alguno, consultanos que podremos ayudarte)
Para ausencias muy largas, hay otro tipo de opciones, como por ejemplo llevar al gato a casa de un amigo o familiar, o llevarlo con nosotros de vacaciones si es un lugar seguro para él. En este caso el gato necesitará un tiempo de adaptación y unas sencillas pautas para sentirse tranquilo. (Leer Adaptación del gato a un nuevo entorno)
La última opción es llevar al gato a una residencia de gatos, que debemos visitar previamente y conocer las condiciones en que están los gatos, y si tenemos referencias de otras personas de confianza, mejor. Desde Terapia Felina recomendamos siempre Gatosphera (en Madrid), cuya web es: www.gatosphera.com. Una residencia debe cumplir unos requisitos mínimos para nuestros gatos, como por ejemplo estancias separadas e individuales, riqueza y estimulación ambiental para los gatos, personas con amor por los gatos, buen manejo y conocimiento que puedan ayudar al gato en su adaptación a la nueva estancia temporal.
Viajar con el gato
Si no hay más remedio que llevar a nuestros gatos con nosotros de viaje, hay algunas cosas que deberíamos saber y tener en cuenta:
El transportín
Cuando tengamos que trasladar un gato debemos llevarlo en un transportín para su seguridad. La mayoría de los gatos lo pasan muy mal dentro de un transportín porque lo relacionan exclusivamente con salidas a lugares poco agradables como el veterinario. Es ideal hacer una adaptación positiva de nuestro gato con el transportín para que lo relacione con algo cotidiano: deberíamos dejar el transportín siempre visible como si fuera parte del mobiliario de la casa, poniendo una camita dentro, o dándole de comer algo rico todos los días dentro del transportín sin cerrarlo. Si le cuesta mucho entrar porque no se fía, podemos probar inicialmente con la parte baja del transportín, quitando la cubierta y poco a poco ir poniéndola. Es importante que el transportín siempre esté visible y disponible en casa y realizar estas pautas si le tiene miedo, así conseguiremos que nuestro gato se meta solo sin tener que forcejear con él para meterlo dentro cada vez que hay un trayecto, ya que es un estrés para ambos.
Importante: En el transportín, el gato debe poder ponerse de pie y darse la vuelta dentro, así sabremos que es de su tamaño. El gato no puede viajar agachado en un transportín demasiado pequeño. Si llevamos a más de un gato, si se llevan muy bien podrán ir juntos, pero el transportín ha de ser más grande.
Intenta llevar contigo mantas y juguetes con olor de casa y del gato.
Hay una gran variedad de transportines, de tela, plástico, metal... Los más seguros son los transportines de plástico con puerta lateral, son más robustos que los tela y en verano no dan tanto calor como los de tela, además son más fáciles de limpiar y desinfectar.
A la hora de llevar el transportín, si es de plástico con asa superior, ten cuidado de no cogerlo por el asa porque muchas veces se puede desprender y al caer el transportín al suelo se abre, el gato se asusta y se puede perder. Es más seguro llevar el transportín en brazos, cubriendo la puerta con uno de nuestros brazos. Asegúrate de haberlo cerrado bien antes de salir de casa.

Viajar en avión con el gato
Si vamos a viajar en avión, de forma adicional lo ideal es precintarlo con cinta de embalar cubriendo la puerta y poniéndole bridas para evitar que se abra, pues puede recibir golpes durante la manipulación por el personal del aeropuerto y durante el viaje. Lleva la cinta de embalar y bridas adicionales contigo porque en el aeropuerto pueden obligarte a sacar al gato del transportín para pasarlo por el escáner. Dependiendo de la compañía aérea, el gato podrá viajar contigo o en la bodega del avión. Si va en bodega, ten en cuenta que es un lugar muy frío y lo ideal es que el gato tenga mantitas dentro del transportín para viajar calentito. También ten en cuenta que si le das algún tranquilizante su temperatura corporal suele descender, así que hay que tener cuidado y procurar que el gato viaje bien abrigado.

Si viajamos a otro país
Es imprescindible conocer las exigencias sanitarias del país al que vamos a viajar con el gato, puesto que cada uno tiene unos requisitos diferentes y a veces exigen hasta 6 meses de cuarentena y control veterinario previos al viaje, además de un pasaporte, por lo que has de prepararlo con mucha antelación. Consulta con la embajada correspondiente y con tu veterinario.

Microchip
Antes de viajar, asegúrate de que tu gato tiene microchip activo y tus datos de contacto sean correctos. Puedes hacerlo leyendo el chip en el veterinario más cercano para comprobar que está activado y luego llamando a la base de datos de microchip de tu comunidad autónoma para confirmar que todos tus datos están bien. Si tienes alguna duda consulta con tu veterinario.

Llegada al nuevo lugar
Como hablábamos en números anteriores, cuando un gato llega a un lugar nuevo necesita un tiempo de adaptación con unas pautas muy sencillas (leer Adaptación del gato a un nuevo entorno). Para evitar demasiado estrés al gato, le prepararíamos una habitación (el "Lugar seguro") con todas sus cosas: comedero y bebedero, bandeja de arena, rascador, juguetes y lugares para dormir. Aquí le dejaremos al menos durante un día o dos para que se acostumbre y empiece a explorar poco a poco y a marcar con sus feromonas. Si no hacemos esto y le dejamos en el lugar nuevo sin más, podrá sentirse muy inseguro, asustarse y esconderse durante mucho tiempo en cualquier lugar que encuentre. Los gatos más asustadizos o tímidos quizás tarden unos días en comer y hacer sus rutinas diarias. Poco a poco podrás ir dejándole salir a explorar el lugar nuevo, dejando siempre abierta la puerta de la habitación donde tiene todas sus cosas, por si se asusta, ya que siempre volverá a ella. Acompáñale y deja que sea él quien explore todo el lugar, pero ten especial cuidado con las ventanas y lugares por donde el gato pueda meterse. Cuando el gato ya se sienta más tranquilo y camine con seguridad por todo el lugar, entonces podemos colocar su comedero y bebedero, bandeja de arena y rascador en sus lugares definitivos, enseñándole dónde están.

¡Felices vacaciones!
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Articulo extraído de la web de Terapia Felina.